Amat Escalante, Mejor Director en Venecia por «La región salvaje»

El nivel de impunidad crea un monstruo

Por Gonzalo «Sayo» Hurtado

El director guanajuatense Amat Escalante logró un hito en el mundo de los festivales: ganar con dos filmes consecutivos, el premio a Mejor Director primero en Cannes, en 2013, por Heli, y luego, tres años más tarde, repetir en Venecia con La región salvaje, su cuarta película, en la que una historia sobre machismo, homofobia, doble moral en el contexto de la vida cotidiana en Guanajuato, se ve aderezada por la existencia de un monstruo del espacio exterior que oferta placer con sus tentáculos a sus esclavos-víctimas.

Durante la edición sexagésima cuarta del Festival de San Sebastián –efectuado del 16 al 24 de septiembre de 2016–, la presentación de La región salvaje (México-Dinamarca-Francia-Alemania-Noruega-Suiza, 2016), el cuarto largometraje de ficción de Amat Escalante causó gran expectativa en la prensa. No fue para menos, ya que la incursión del cineasta mexicano en la ciencia ficción fue un riesgo que sembró la polémica.

Si más de una vez hemos hecho hincapié en el hecho que la sección Horizontes Latinos no deja de sorprender en Donostia, pues esta vez no fue la excepción. Amat presentó un potente combo en el que la misoginia, el machismo, la depravación y los deseos ocultos afloraron con un inesperado ingrediente: un alienígena hambriento de sexo que bien podría haber surgido del universo del mismo Ridley Scott –¿o de Bruce LaBruce, tal vez?).

Dicho elemento de género desde luego que marcó diferencias con el resto de la muestra, y aunque La región salvaje no se llevó premio alguno, su presencia de ninguna manera pasó desapercibida. Precedida por su triunfo en el Festival de Venecia, donde Escalante realizó el estreno mundial de la cinta el 5 de septiembre de 2016, alcanzó el León de Plata a la Mejor Dirección –compartido ex aequo con el veterano maestro ruso Andrei Konchalovskiy por Paraíso (Ray, Rusia-Alemania, 2016), la película volvió una vez más a los motivos predilectos del director, cuando la cotidianeidad se ve invadida repentinamente por un brutal contrapunto motivado por las dudas, los miedos y las represiones de un modesto grupo familiar en un rincón del México rural. Más adelante, habría de ganar como Mejor Director el Austin Fantastic Fest.

Pero la necesidad de tapar relaciones homosexuales e infidelidades no resulta nada comparado con el secreto que esconden los campos aledaños. Así, un viscoso cefalópodo será el encargado de canalizar los deseos insatisfechos de los protagonistas, dando así forma a una metáfora visceral y monstruosa sobre la sociedad mexicana.

A continuación, la breve charla que tuvimos con Amat Escalante, cuya apretada agenda no le dio la misma chance a los medios locales, que no dejaban de cuestionarse la presencia del voraz alienígena en la película, a propósito del estreno del filme, producido por Mantarraya y Tres Tunas, en la cartelera mexicana –de manera tardía, 17 meses después de presentarse en la Mostra–, el viernes 2 de febrero de 2018 en 83 pantallas en la Ciudad de México, Guadalajara, Jalapa, Monterrey, Puebla, San Luis Potosí, Monterrey, Toluca, Cuernavaca, Guanajuato, León, Morelia, Querétaro, San Miguel de Allende, Tijuana y Veracruz, por medio de Cinépolis Distribución.

 

En 2013 ganaste como Mejor Director en Cannes por Heli (México-Países Bajos-Alemania-Francia, 2013) y ahora repetiste el mismo premio en la Mostra de Venecia con La región salvaje. ¿Cómo te sentiste de compartir el premio con Andrei Konchalovskiy?

Fue un honor estar en la competencia. Fue muy especial y el irnos de ahí con algo, aún más. El estar en un festival tan grande y rodeado de directores que tanto admiro, es muy motivante. Más aún cuando se trata de un cineasta consagrado como Andrei.

El 2016 no estuviste en Cannes, cuando tus tres cintas anteriores se estrenaron ahí. ¿Estabas haciéndole ajustes aún a tu película?

Terminé La región salvaje a inicios de 2015, pero requirió entre seis y ocho meses adicionales para la edición y la grabación de escenas extras. Es algo que he aprendido en el rodaje de esta cuarta película. A días del estreno en Venecia estábamos en un hotel de Sarajevo dando los toques finales a la edición con Fernanda de la Peza, que es mi pareja y una de las productoras y editoras de este trabajo.

Escribiste La región salvaje junto a Gibrán Portela –guionista de La jaula de oro (México, 2013, de Diego Quemada-Díez), Güeros (México, 2014, de Alonso Ruizpalacios)–. ¿Intervino el algún momento del proceso tu guionista anterior, Gabriel Reyes?

Gabriel trabajó conmigo para el material adicional, me ayudó con unos diálogos. Con Gibrán Portela escribí íntegro del guión, pero como Gabriel es un gran amigo mío, siempre trato de que colabore conmigo de alguna manera y por eso lo convoqué.

Algo que ha sorprendido en esta nueva película es la introducción de elementos de terror y ciencia ficción, algo atípico en tu filmografía…

Desde mi primera película intento hacer cosas que me sorprendan a mí mismo. Siempre he sido un fanático del cine de género, en este caso, del terror y creo que a través de él se pueden hacer muchas metáforas inteligentemente. Muchas películas se han levantado así y un gran ejemplo lo tenemos en George A. Romero, quien prácticamente inventó el género de zombies. Cuando exploras la vida diaria y la calle, entiendes a qué se estaba refiriendo. Romero fue un visionario y lo comprendes cuando ves a tanta gente hablando por un celular cuando camina por la vía pública, con riesgo de morir atropellados. Ellos ya se convirtieron en zombies y es muy interesante como esta idea fue sembrada desde los años sesenta. A través del terror puedes traslucir la realidad y trascenderla.

¿Cómo tomas que este riesgo por el que has optado sea motivo de polémica por parte de un sector de la crítica?

Yo siempre necesito que mis películas sean sorprendentes, de cualquier forma, y también inolvidables y que no le resulten indiferentes a nadie. Eso es algo que siento que he logrado hasta ahora, muy aparte que a mucha gente les gusté la película y a otros no. Ya me di cuenta que estas no son películas para críticos, ellos no suelen disfrutarlas. Las películas gustan porque son humanas y comunican algo sobre nosotros mismos y lo que quiero es comunicarme con el público en general. A pesar de ello, La región salvaje es la película mejor recibida por la crítica que yo haya hecho. Acaso eso haga que mi relación con los críticos mejore.

Desde Los bastardos (México-Francia-Estados Unidos, 2008) y Heli, ha quedado muy claro tu interés por el tema de la violencia social en México, algo que también se reitera aquí.

Viviendo en México no hay forma de evadir eso, y si lo haces, como que no estás siendo honesto con el lugar en el que vives. Pero no por eso le quiero quitar valor a las películas que tocan otros temas. Para mí, que trato de reflejar todo lo que tengo adentro y lo que veo afuera, quiero mostrar las cosas que más me impactan. Tal vez, que me escandalice por las cosas de la vida provoque el mismo efecto en el público.

¿Fueron los titulares de la prensa roja los que te inspiraron para escribir esta historia?

Es cierto. Uno de ellos salió publicado en un diario local y era un encabezado gigante que decía: “Ahogan a jotito” acompañado por una fotografía en la que se veía a una persona ahogada. Abrí el periódico y resulta que se trataba de un enfermero que había ayudado a mucha gente durante gran parte de su vida, pero el periódico lo calificaba como jotito. Parece que a nadie le indigna que alguien sea tratado de esa manera. Eso me hizo reflexionar y es un tema que se refleja directamente en la película. En ese sentido, la historia se alimenta de la realidad, pero tampoco me gusta vivir atado a ella. Me gusta que la película tenga un mundo y una realidad propias, por eso es muy importante que tenga una lógica interna, en la que incluso pueden aparecer monstruos.

A ti, que te gusta hacer un cine tan personal, ¿qué pasaría si de repente Hollywood te propone hacer una película allá?

Pensarlo de una forma abstracta me es complicado, pero si alguien me ofrece algo que me inspire y me emocione, estoy abierto a nuevas formas de producir. Es algo que siento lejano y que inicialmente no me inspira, ya toda mi inspiración está en México, pero yo estoy abierto a lo que sea y con mayor razón cuando ves la equivalencia del dólar con el peso.

¿El monstruo que presentas en la película es el reflejo de muchos miedos de los mexicanos?

Sí, seguro. Lo bonito de ver algo así en la película que es bastante ambiguo, y que no sabes si es hombre o mujer, puede representar muchas cosas. Lo que para mí representa es lo que mucha gente perpetra a plena luz del día y luego quiere esconder, como los 43 desaparecidos de Ayotzinapa. Cuando algo así sucede, y que es muy común en México, el nivel de impunidad que existe crea un monstruo.

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