Necesitamos entender nuestra realidad
Por Pau Montagud
Superando una década de historia, el Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México, DocsMX –previamente llamado DocsDF–, alcanza su undécima edición con una estructura muy clara en la que se ofrecen distintas plataformas para la producción y coproducción nacional e internacional de cine documental; espacios educativos para la formación continua de los interesados; un abundante circuito de salas alternativas para mostrar sus selecciones anteriores; casi 300 proyecciones, y proyecciones al aire libre en la colonia Condesa y en las Islas de Ciudad Universitaria.
En coordinación con el Dok.Fest de Múnich y el Instituto Goethe, lanzamos el proyecto Docunexión Mx-De, que es de vital importancia para la undécima edición del Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México (DocsDF). Creemos en la idea de que un festival de cine, que proyecta películas, debe generar películas nuevas. De otra manera se complica mucho el compromiso de aportar, aunque sea un pequeño grano de arena, a la industria y a la comunidad cinematográfica nacional. En el caso específico de Docunexion, es la cuarta edición en la que se realiza. Se trata de un seguimiento de proyectos documentales entre dos países, en específico, buscando y preparando el terreno para la coproducción, que es la salida más viable y confiable para los nuevos documentales, ya se ha realizado con Quebec y con el Reino Unido, y este año con Alemania, en ocasión de la celebración del Año Dual México-Alemania. Con este proyecto se crea una selección de proyectos provenientes de ambos países, se contratan a asesores de ambos países y se presentan ante productores locales en festival análogos, en esta ocasión cada uno en una parte del charco. Creemos que es una fórmula que funciona.
El Reto Docsdf nació en 2007 ante la inexistencia de convocatorias públicas, y mucho menos privadas, de apoyo a la producción de cortometraje documental. El corto es un género de un valor cinematográfico incuestionable, con el que nació el cine en sí, por definición técnica. Pero, además, normalmente se trata de los comienzos de prometedoras carreras cinematográficas y, por lo tanto, debería ser casi una obligación apoyarlo. Aunque seamos el Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México, intentamos descentralizar esta forma de apoyo a otros puntos de la República. Ya lo hemos hecho en Tepoztlán, Zacatecas, Tijuana, Mexicali, Colima y, en esta ocasión, Puebla. No se trata de eventos aislados, ya que el proyecto es que se quede permanentemente en estas localidades de manera anual y lleguemos a ser una potencia en el cortometrajismo internacional, como lo son Polonia o Brasil. En esta edición vamos a superar los 80 cortos producidos, con una buena carga de premios nacionales e internacionales y un Ariel. No nos importa que sean previos o posteriores a la realización de estos Retos a la del mismo festival. Las fechas simplemente se adecuan y acuerdan con las instituciones locales que nos apoyan.
Al final, lo más importante para un documentalista es encontrar buenas historias. Si no hay una buena historia, y no se cuenta bien, no hay buena película. Es una regla de tres inquebrantable que no puede ser suplida con ningún alarde de efectos especiales ni con secuelas que intenten arreglar el desaguisado de una mala película, como suele ocurrir en la ficción demasiado a menudo. La Plataforma Mx se trata de eso, de una convocatoria abierta para ideas de documental, para proyectos que aún no están en un proceso de desarrollo avanzado. El objetivo es apoyar buenas ideas para que se conviertan en buenos proyectos, en carpetas bien desarrolladas que puedan tener éxito en cualquier convocatoria o mercado de coproducción al que se presenten. Esos tres apoyos por hasta 65 mil pesos que otorga el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) son un buen motor de arranque para que esas ideas maduren y se desarrollen además mediante un taller que llevamos a cabo específicamente para los seleccionados. Es otro componente que sirve para apoyar a los realizadores que son los que dan vida al festival y a los que sólo solemos ver en las fotos recurrentes de los estrenos de sus películas en los festivales. Cuanto más puedan sacar del festival, mejor para todos.
Doctubre es ya un proyecto totalmente establecido entre los seguidores del festival. Al igual que nos debemos al público ofreciendo la mejor programación de cine documental y que apoyamos a los cineastas con nuestros componentes de industria y formación, del DocuLab, queremos apoyar a otra contraparte, la de los exhibidores independientes, y con ese espíritu nació Doctubre. No queremos seguir en ese debate viciado de que los grandes corporativos no nos prestan la atención que merecemos en sus pantallas, no es nuestra guerra. Tenemos que crear nuestras propias redes de exhibición, nuestras propias dinámicas y Doctubre es una de ellas. Dada la repercusión dada en la República Mexicana, con más de 150 sedes y ante peticiones foráneas, hace un par de años decidimos abrirlo a otros países de Iberoamérica. Cineclubes, centros comunitarios, casas de cultura, universidades e incluso penitenciarías se convierten en sedes de Docsdf, y estamos bien orgullosos de ello.
El documental de investigación, periodístico ha sido medular en la historia del cine documental contemporáneo. Gracias a la eclosión de las nuevas tecnologías, tanto en el ámbito de la producción como el de la exhibición, del consumo, lo está siendo cada día más. Crecientemente, cada vez más medios de comunicación nacen o se reconstituyen hacia el documental periodístico o de investigación –que es lo mismo– dado que la demanda crece también exponencialmente. Aquí en México se da además la circunstancia de que el género tiene más urgencia dada la situación del país. La necesidad del periodismo audiovisual hace que nos tengamos que centrar mucho en él y más en las condiciones de seguridad de los que lo ejercen. No es posible vivir en un país en el que no puedes caminar tranquilo con una cámara en la mano. Debemos luchar por nuestra necesidad de informarnos, pero de informarnos bien. Estamos muy contentos de ver reflejadas las realidades de otros países en las pantallas de Docsdf pero es insostenible no poder ver, con normalidad y naturalidad, nuestra realidad propia. Es una situación absurda, alarmante y bastante, bastante patética.
El género documental siempre se ha caracterizado por su subjetividad, de la que hace gala. Es necesario, y además es un requisito irrenunciable, partiendo del hecho de que trabajamos con el cine de lo real. El documental desligado de lo real será otro género, respetable, pero es otro género que no queremos. Amamos la realidad y queremos verla, nos guste o no, y por ello trabajamos. Además, es un reto apasionante ya que lo que caracteriza a lo real es que está vivo, que es cambiante y año con año los panoramas y las circunstancias pueden haber cambiado radicalmente. No nos atenemos solamente a las mejores películas que se han hecho en el año, sino a qué es lo que ha pasado en el año, qué es lo que está pasando o qué es lo que puede pasar. Necesitamos entender nuestra realidad. Tenemos los medios, ahora debemos poner nuestro esfuerzo en hacérselos llegar al público.
Desde el año pasado la programación de Docsdf sufrió una ruptura muy importante, y lo hizo para bien, dada la opinión tanto del público asistente como de los jurados como de los propios realizadores participantes. Ya que esa realidad de la que hablábamos es cambiante nuestra programación y nuestras secciones también. Dejamos los criterios meramente geográficos –Mejor Documental Internacional, Iberoamericano, Mexicano, etcétera– para que sean los criterios temáticos y narrativos los que guíen al espectador atendiendo a sus gustos e intereses. Así, este año tenemos programada una sección, Breaking docs –que ya estuvo el año pasado– acerca de la actualidad en cualquier parte del planeta; Docuthriller, que es exactamente eso: thrillers reales muchos de los cuales se convierten después en ficciones; Around the cities, una sección en la que la ciudad, ese microcosmos que mueve al mundo, o al menos en la que habita la gente que domina al mundo, es la protagonista; habrá de igual manera una sección deportiva, una sección en la que presentaremos el mundo del deporte no desde su punto de vista mediático, sino desde su trasfondo social e incluso activista, además de otra sección de documental poético-sensorial.
Estamos trabajando en los invitados y en las actividades especiales justo en estos momentos. El grueso de nuestros invitados se nutre, obviamente, de los realizadores, y de los protagonistas de nuestras películas seleccionadas. Intentamos tener entre 100 y 150 proyecciones presentadas directamente por estos invitados, son el alma del festival ya que son el nexo de unión último entre la historia que han contado y el público que la ha visto. Además contaremos con personalidades del mundo documental que viene de instituciones como el Massachusetts Institute of Technology (mit) o de la Universidad de Harvard, que nutrirán con acreditada calidad nuestro DocsForum. En cuanto a las actividades, creo que han quedado bien resumidas: programación con casi 300 proyecciones, Reto Docsdf, DocsForum y además dos programaciones estables y permanentes durante el festival, al aire libre y de manera gratuita: en la colonia Condesa y en las Islas de Ciudad Universitaria, entre el 13 y el 22 de octubre.