Segunda edición de «¡Quiero ver sangre!», lunes 23, en la Cineteca Nacional

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La segunda edición de ¡Quiero ver sangre!, el lunes, en la Cineteca Nacional

Son películas hechas para divertirse

Por Sergio Raúl López

Durante largas décadas, el periodista José Xavier Návar fue objeto de burlas e invectivas permanentes de sus colegas y de los especialistas tanto en cine como en la materia de la lucha libre. Cada que afirmaba que existieron versiones dobles de algunos filmes de Santo El Enmascarado de Plata, una familiar y otra soft-porno de exportación, con desnudos integrales, que seguramente permanecían enlatadas en alguna bodega del productor Guillermo Calderon Steel, se le solía tildar de loco y maniático, cuando no de inventor de mitos. Y el par de lobby-cards que ofrecía como prueba de la existencia de la cinta El vampiro y el sexo (versión para adultos de Santo en el Tesoro de Drácula, producción mexicana de 1969, dirigida por René Cardona), merecían apenas una mueca. La explicación generalizada es que ese y otros mitos en torno al popular deportista no eran sino meras bromas.

Pero en el año 2009, el misterio se disipó, cuando Viviana García Besné –sobrina nieta de Guillermo y Pedro, y nieta de Mate Calderón Steel, quien se casó con el productor Jorge García Besné–  estrenó el documental Perdida, en el que relata la historia de su familia desde la fundación de cines en Chihuahua y su involucramiento en el medio cinematográfico, no sólo porque su abuela estuvo comprometida con Ricardo Montalbán y uno de sus tíos abuelos casi se casa con Ninón Sevilla, sino porque trajeron a México a Pérez Prado y no sólo produjeron cine de rumberas, sino otros géneros netamente nacionales como el de luchadores, el de rumberas y el de ficheras. En ese recorrido íntimo que deviene en muestrario de la historia del cine mexicano, se muestran unas cuantas escenas de la tan discutida versión erótica de la cinta de Santo. Y algunos meses más tarde mandó restaurar el metraje de tan discutido título para exhibirlo en festivales –luego que el Hijo del Santo impidió su reestreno en Guadalajara, finalmente se proyectó en la Cineteca Nacional, como parte del décimo Festival de Cine de Horror Macabro.

Una vez que tanto el documental como la versión extraviada son transmitidas con regularidad por el canal de cable Cine Mexicano y que se encuentran accesibles en el mercado de video –así sea en copias pirata–, Návar, con una sonrisa de satisfacción que difícilmente podrá borrársele, procedió a incluir un largo ensayo sobre las peripecias que ha enfrentado este mítico título en la segunda edición, del profuso y abundante volumen ¡Quiero ver sangre! Historia ilustrada del cine de luchadores, escrito en conjunto con los investigadores cinematográficos Raúl Criollo y Rafael Aviña, y editado por la Dirección General de Publicaciones de la UNAM.

Esta edición más aumentada que corregida, pues se le añadieron cien páginas y pesa dos kilogramos –la primera edición, de 388 páginas pesaba kilo y medio–, incluye además una sobreabundante muestra de la vitalidad del mexicanísimo género del cine de luchadores, que va desde la animación con El Santos vs. la Tetona Mendoza, de 2012, dirigida por Andrés Couturier y Alejandro Lozano, con un cartón inédito de sus autores, Jis y Trino, hasta el documental de denuncia política de Principe Azteca, de 2011, realizado por A. González, en torno a uno de los asesinos confesos de la matanza de Acteal, e incluso rescataron una entrevista con el luchador y guionista español Fernando Osés (La Sombra Vengadora), publicada en el primer número de la revista estadounidense Santo Street, de 1994.

El volumen –ya prácticamente un libro de arte repleto de ilustraciones–, tendrá su presentación formal el lunes 23 de septiembre en la sala 2 “Salvador Toscano” de la Cineteca Nacional (avenida México Coyoacán 389 en la colonia Xoco), con comentarios del ensayista Juan Villoro y del cantautor Fernando Rivera Calderón, además de los autores, y la presencia de varias estrellas del género como Tinieblas, Canek y Octagón, entre otros miembros de la triple A y del Consejo Mundial de Lucha Libre.

Elaborado a lo largo de un quinquenio por esta tripleta de investigadores, periodistas y fanáticos del género, esta ambiciosa enciclopedia intenta reseñar la totalidad de películas del cine de lucha libre filmadas entre 1938 y 2012, junto con una profusa imaginería visual resumida en más de 800 fotografías, carteles, fotomontajes en torno a estos fantásticos largometrajes repletos de fantasías desbocadas y estelarizadas por los héroes del encordado junto a ubérrimas actrices y a inocultables villanos de rostros fuera de lo común, que nutrían los cines de barriada y atiborraban las taquillas a partir de los años cincuenta y hasta bien entrados los setenta.

Todas las fichas y reseñas fueron redactadas con mucho humor y sabor, confiesa “Pepe” Návar, ya que en esa clave debe entrarse a este género, pues aunque la gente reclama que los directores del cine de luchadores “eran muy chafas”, no debe pretenderse ver “otro tipo de cinematografía en ellas, porque así es el cine de luchadores con todas sus carencias y todas sus aspiraciones. Son películas hechas para divertirse”.

Este artículo se publicó originalmente en la sección de cultura del diario El Financiero (20/IX/2013).

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