«La vida precoz y breve de Sabina Rivas», de Luis Mandoki

El corrupto y asfixiante ambiente

de la frontera sur

Por Juan Arroyo

Como buen hijo pródigo, la vuelta de Luis Mandoki a México, tras su larga estancia en Hollywood, le ha vuelto la mirada a las problemáticas sociales y políticas del país, que se han vuelto sus temas recurrentes. La violencia, el crimen y las condiciones extremas de vida en Centroamérica y la frontera sur vuelven en La vida precoz y breve de Sabina Rivas, una mirada bella y terrible al infierno que sufren los migrantes, despojados de toda calidad humana.

Con el estilo narrativo y la aguda mirada crítica que le conocemos al realizador mexicano Luis Mandoki (Ciudad de México, 1956), desde su regreso al país tras su prolífica carrera en Hollywood, a inicios del siglo xxi, tras encargarse de una exitosa cadena de cintas de ficción que ocuparon las carteleras de todo el mundo como Pasión otoñal (White Palace, Estados Unidos, 1991); Nacida ayer (Born Yesterday, Estados Unidos, 1993); Cuando un hombre ama a una mujer (When a Man Loves a Woman, Estados Unidos, 1994) y Mensaje en una botella (Message in a Bottle, Estados Unidos, 1999); Mirada de ángel (Angel Eyes, Estados Unidos, 2000), y Atrapada (Trapped, Estados Unidos, 2001), con estrellas cinematográficas como Paul Newman, Susan Sarandon, Melanie Griffith, Andy García, Meg Ryan, Kevin Costner y Charlize Theron, entre otras.

Los temas sociales, políticos incluso, aparecen en las producciones que ha dirigido a México, desde Voces inocentes (México, 2004), un acercamiento al salvaje y deshumanizado reclutamiento de niños durante la guerra civil en El Salvador, en los años ochenta. Y luego con un par de documentales de inocultable tintes políticos, fruto de la crisis electoral por la que atravesó el país hace seis años y cuyos títulos resultan lo suficientemente elocuentes por sí mismos: ¿Quién es el señor López? (México, 2006) y Fraude 2006 (México, 2007).

Ahora no sólo vuelve a la ficción, sino que retorna a la frontera sur de México con Guatemala, a los temas de la violencia irracional, de las víctimas y las situaciones extremas en su más reciente película, La vida precoz y breve de Sabina Rivas (México, 2012), que en el título lleva su sino, pues la tragedia es el sello que define la existencia de este personaje, una adolescente, casi niña, emigrante de Honduras, que huye de las atrocidades que padece en su propio hogar, para intentar, como otros tantos miles, llegar a Estados Unidos y encontrar un modo de vida mejor, en este caso.

Y aunque su sensibilidad y dotes naturales hacen que Sabina Rivas sueñe con ser cantante, en sus intentos en la álgida zona fronteriza le descubren que para llegar a desfilar por la pasarela de la fama y del reconocimiento se requiere algo más que buenas intenciones o talento, pues antes deberá probar suerte en un cabaret . Pero ese es sólo un aspecto de los muchos que Mandoki ha logrado reunir en esta cinta y es sólo el pretexto para hacer confluir una serie de situaciones terriblemente realistas que, llevadas a la ficción de la pantalla, adquieren otro tono, uno quizás menos intenso que la realidad misma.

El argumento de la película está basado en la novela La Mara (Alfaguara, 2004), del escritor Rafael Ramírez Heredia, con guión de Diana Cardozo, y tiene en la producción a los periodistas Abraham Zabludovsky y Perla Ciuk.

El elenco de la cinta está integrado por Joaquín Cosío, Angelina Peláez, Mario Zaragoza, Miguel Flores, Tenoch Huerta, Nick Chinlund y Tony Dalton, mientras que los protagonistas son los venezolanos de Greisy Mena (Sabina Rivas) y Fernando Moreno (Jovany).

Un problema soslayado

El actor Joaquín Cosío advierte que la cinta ofrece una nueva mirada en torno a este  problema que es generalmente soslayado por la sociedad mexicana. Su personaje es el Burrona, un agente aduanal fronterizo corrupto y sin escrúpulos que negocia con la vida de los migrantes, expuestos siempre a los peligros que representan tanto las autoridades mexicanas y guatemaltecas como los pandilleros de la Mara Salvatrucha que mantienen el control de la zona, e incluso las bandas de narcotraficantes, todos en complicidad para sacar el mejor provecho de la situación.

Es Cosío quien prosigue, en entrevista:

“Burrona representa esa parte que ya todos conocemos, pero que por sabida ya no llama la atención. Pero esta historia no es una denuncia, sino una invitación a reflexionar sobre esa situación, bajo la mirada siempre profunda de Mandoki, quien ya nos ha presentado propuestas similares en el pasado, como Voces inocentes, que se ubica en un conflicto bélico, en El Salvador, pero que ahora habla sobre parte de las consecuencias que deben padecer las generaciones posteriores a esa guerra.

“La narración de la historia es impecable, como suele hacer Mandoki en su cine, al mismo tiempo que pone el dedo en llaga sobre un problema que afecta a nuestro país. Si revisamos los periódicos de unos años para acá, podremos comprobar fácilmente que la política de nuestro país respecto a la frontera sur es absolutamente fallida, y en otro sentido, los acontecimientos narrados en la película coinciden con la realidad: podemos citar las fosas clandestinas de San Fernando o los amagos a los activistas que luchar a favor de los derechos de los migrantes en Chiapas, que le dan una vigencia tremenda esta cinta, y eso nos hace pensar que nosotros somos los malos, en comparación con lo que ocurre en el norte del país, donde el gobierno mexicano sí le pone atención al problema y le solicita respeto a nuestros compatriotas a los Estados Unidos, lo cual desde luego es necesario, pero no coincide con lo que ocurre en el sur del país, donde los migrantres enfrentan situaciones incluso peores. Se trata entonces de voltear la mirada y ver lo que ocurre a nuestras espaldas para pedir como sociedad un mejor trato para esas personas, que al no ser compatriotas se sienten lejanos, pero que necesitan tener acceso al mismo trato, para que el discurso vacío del gobierno cambie y sea coherente con la realidad”.

Continuación de Voces inocentes

La vida breve y precoz de Sabina Rivas presenta la historia de dos jóvenes, Sabina y Jovany, que arriban a Tecún Umán, en Guatemala, ciudad apartada de Ciudad Hidalgo, en México por el Río Suchiate. Los adolescentes, provenientes de Honduras, se reencuentran después de algunos años sin verse. Ella pretende llegar a Estados Unidos y sueña con ser una gran cantante, él comete las atrocidades necesarias para ser aceptado en la Mara Salvatrucha.

Pero su reencuentro es el menor de sus problemas, pues en el panorama fronterizo son los factores de poder y las condiciones adversas las que rigen la vida de todos: la trata de blancas, los agentes migratorios mexicanos y americanos –el mexicano Burrona y el estadounidense Patrick (Nick Chinlund)–; la matrona del prostíbulo, Doña Lita (Angelina Peláez); el cónsul mexicano Don Nico (Miguel Flores); las redes del narcotráfico, y el ejército de ambos países. Entre todo eso se crea un contexto en el que los sueños se ubican como el único asidero para soportar la realidad.

El propio Luis Mandoki considera a este filme como la continuación temática de Voces inocentes: “pues en este caso se presentan las consecuencias en las nuevas generaciones de ese conflicto de centroamericanos que no han logrado encontrar condiciones de vida que les sean favorables. Pero el intento claro no es criticar esa situación o las políticas sociales de los países de región, sino exponer la vida de estos personajes que nos acercan a la realidad que viven miles de personas en la frontera sur del país y que en el resto de México nos negamos a ver, aunque claro, estas consideraciones nos llevaban inevitablemente a la crítica.

“En un principio no estaba seguro de filmar esta película, fue Abraham (Zabludowsky) y su insistencia, necedad diría yo, lo que me hicieron aceptarla. Cuando leí el libro, hace unos cinco o seis años, me di cuenta de que sería muy complicado llevarla a la pantalla, ese fue mi argumento para rechazar el proyecto, pero le mando la propuesta a Diana Cardozo y ella me hizo llegar una primera versión de siete cuartillas, algo que no me esperaba y que, en definitiva, me ayudó a estar seguro de la pertinencia del proyecto. El resto fue desarrollar un trabajo con un presupuesto bajo y mucha creatividad”.

Mandoki señala que la historia es compleja porque contiene muchos personajes y situaciones que se entrecruzan constantemente, una vida no podría existir sin la otra, por lo que la narrativa fílmica se centra en exhibir los momentos clave en la vida de todos los involucrados.

“Esta es mi película más madura, he logrado hacer cosas que antes no estaban planeadas. Los presupuestos en México para las películas siempre son reducidos, así que desde Voces inocentes aprendí que es muy importante rodearse de gente comprometida que trabaja al cien por ciento y que el dinero relativamente  no importe. Por otra parte, el universo creado en la novela es algo que me permitió abordar diversos aspectos relacionados con temas reales, como la migración y los constantes abusos hacia los migrantes, para así desarrollar un película que considero tiene varios niveles de lectura, en primera instancia es entretenida, pero también ofrece lo necesario para reflexionar sobre lo que ocurre en esa región del país”.

Este artículo forma parte de los contenidos del número 25 de la revista cine TOMAde julio-agosto de 2012. Consulta AQUI dónde conseguirla.

 

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